Tocar un instrumento desarrolla todas las capacidades de la persona, (comunicación, gestión emocional, desarrollo cognitivo, conducta, capacidades sociales, imaginación, etc.). Como mi trayectoria me ha llevado a ver claramente el potencial, que tiene cada uno de nuestros pequeños grandes artistas. Aprender un instrumento esconde más de lo que podemos imaginar.

Los objetivos son claros, desarrollar al máximo a esa persona que tengo delante, utilizando todas sus virtudes para potenciar todo lo bueno que guarda y usarlas a favor de su crecimiento como persona y músico. Con sencillas instrucciones, el aprendizaje parecerá un juego. Desarrollar el nivel de conciencia sobre sí mismo y sobre lo que está haciendo y consiguiendo.

Lo importante es, por supuesto, disfrutar aprendiendo. La disciplina, para nosotros, “el buen hacer”, y la pasión van de la mano. Hacer bien las cosas desde el principio ayuda a crecer más fuerte y sano.

También se ofrece un espacio para disfrutar y compartir con los compañeros y familias, pequeñas audiciones y colectivas trimestrales.